Pablo Silvestre, viola

Premio extraordinario de Viola en el Conservatorio Melcior Gomis de Ontinyent, donde realiza sus estudios profesionales. De familia de músicos, finaliza Grado Superior de Interpretación en la especialidad de Viola en el Conservatorio Superior de Música Joaquín Rodrigo de Valencia. Se perfecciona en clases magistrales con los violas Rivka Golani, Joaquín Riquelme, David Fons, Elena Unaldi, Isabel Villanueva, Simone Gramaglia, Josep Puchades, Sergio Sáez, Julia Hu, Pilar Marín, Álvaro Gallego, Isabel López y Ana Mba.

Ha sido miembro de la Joven Orquesta Nacional de España, Orchestre National des Jeunes du Luxembourg, Universal Korean Organic Ensemble, Orquesta Sinfónica de la Ribera, Orquesta Sinfónica Unión Musical de Llíria, Joven Orquesta de la Generalitat Valenciana y Orquestra de la Filharmònica de la Universitat de València.

Ha colaborado con la Orquesta de Valencia, Orquesta ADDA Sinfónica, Orquesta de la Federación de Sociedades de la Comunitat Valenciana bajo la batuta de Cristóbal Soler y John Carewe. Forma parte de agrupaciones de música de cámara como la Orquesta de Cámara de Valencia y la Orquestra de les Saturnals.

Actualmente trabaja como viola en la Orquesta Sinfónica de Tenerife y es miembro fundador de Nostrum Mare Camerata.


Corta distancia:

  • Es hasta cierto punto evidente que existe una clara desconexión entre un sector de la población, en su mayoría jóvenes, con la música clásica o tradicional y otras formas de arte que, a menos que hayan podido conocer durante su formación académica o en relación con personas que formen parte de ese entorno, no suelen despertar interés en ellos. Personalmente creo que muchas de estas personas observan desde fuera el mundo de la música como algo demasiado especializado y técnico, para lo cual es necesario ser prácticamente un experto si se desea entenderlo y disfrutarlo. Me gustaría derribar éste y otros mitos, y reivindicar de manera mucho más enérgica desde los tan variados medios de comunicación e instituciones, el valor cultural y esencialmente humano que posee la música, esto es, su poder de introspección, emoción, elevación del alma y ánimo. Con este enfoque de cercanía al gran público y fusionando de alguna manera la parte tradicional con aquello que está de moda en la sociedad actual, sin dejar de ser fieles a la idea primordial de disfrutar y valorar la música, se conseguiría atraer habitualmente a mucha más gente. 
  • En mi caso, muy pocas veces he pensado en una alternativa a la que dedicarme. La música ha sido desde muy niño una parte fundamental de mi vida puesto que varios miembros de mi familia viven profesionalmente dedicados a ella y, sobre todo mi padre, ha puesto mucho empeño en que yo la disfrute, entienda y la ame. A partir de cierta edad tuve bastante claro que quería estudiar música y tocar la viola toda mi vida. Al principio no lo pensé como mi futura profesión y tuve alguna que otra época en mi adolescencia en la que manifesté a mis padres mi voluntad de abandonar el conservatorio. Sin embargo, nunca llegué a hacerlo y finalmente supe que éste era el camino que quería seguir. Si no hubiese sido así, habría optado por estudiar alguna carrera relacionada con la comunicación y las letras, tales como periodismo, filología o incluso filosofía, ya que disfruto bastante de compartir reflexiones, hablar sobre cuestiones de actualidad o históricas, y contraponer posiciones con los demás.
  • En cuanto a si me pongo nervioso al subir a un escenario, aunque habría muchos matices, la respuesta corta es sí. Varía en función de cuán expuesto siento que voy a estar durante el concierto o audición y en ocasiones me resulta muy sencillo controlarlo para disfrutar y dar lo máximo mientras toco, sin embargo, ha habido otras en las que he llegado a «pasarlo mal». Obviamente la experiencia es un factor importante en lo que a gestionar los nervios se refiere y normalmente se evoluciona y mejora mucho en este sentido con los años, pero siempre existe esa pequeña sensación de nerviosismo que, siendo necesaria, puede resultar muy desagradable y frustrante si no se gestiona bien. 
  • Disfruto viendo películas, pero he dedicado poco tiempo de mi vida a profundizar en el mundo del cine, actores, directores, etc., más allá de lo que todo el mundo conoce. Si tuviese que decir dos películas que en su día me marcaron serían «The Basketball Diaries» y «El Pianista».
  • En mi opinión, NMC se diferencia de otras orquestas de cámara en que busca, por encima de todo y mucho más allá de lo lucrativo, la mejor calidad musical y artística, dando una forma e interpretación personal a las obras a la vez que respeta el marco que las rodea persiguiendo desarrollar una identidad propia que persista en el tiempo y que el público pueda identificar y acoger. También la distingue su afán por ofrecer al público un espectáculo al que merezca la pena asistir, con ese toque de ruptura con lo habitual, que permita transmitir auditiva y visualmente la dedicación y las ganas que hay detrás. Si a todo esto sumamos el gran nivel musical y humano que poseen sus integrantes y el trabajo incansable y eficaz que hace el equipo responsable de la organización, gestión y todo aquello que va más allá de lo musical, tenemos como resultado una formación excelente, muy viva y conectada con la realidad del panorama actual, con proyección y potencial brutales que, en mi opinión, no dejará indiferente a nadie.