Alejandro Viana, violonchelo

Primeros premios en Concurso Internacional de Violoncello de Liezen, en Austria, Jaime Dobato Benavente en Alcañiz, Antonio Janigro en Porec, Croacia, Manhattan Competition, Soncello y el Karl Davidoff en Kuldiga, Letonia. Nace en Madrid y estudia en la ESMRS con Ivan Monighetti y Natalia Shakhoskaya. Recibe clases magistrales de Raphaël Pidoux, Christophe Coin, Jean-Guihen Queyras, Wolfang Boetcher, Amit Peled, Wolfgang E. Schmidt, Claudio Bohórquez, Ralph Kirshbaum, Stephan Forck, Alexander Rudin, Philippe Müller, Gary Hoffman, Jens-Peter Maintz, Gautier Capuçon, Menahem Pressler, Gidon Kremer, Frans Helmerson y Truls Mork.

Participa en IMS Prussia Cove, Rutesheim Festival, Kronberg Masterclasses y Festival de Santander. Interpreta el “Noneto” de Previn junto a Anne-Sophie Mutter. En la ESMRS ha sido galardonado seis veces con el premio de Alumno más Sobresaliente.

Ha tocado como solista con la Orquesta de Cámara Andrès Segovia, Solistas de Zagreb, Orquesta Sinfónica de Liepaja, Orquesta IUVENTAS, Orquesta Filarmónica de Málaga, Orquesta Sinfónica de Galicia, Orquesta del Conservatorio de París bajo dirección de Gautier Capuçon y Orquesta Sinfónica Freixenet junto a Plácido Domingo y Andrés Orozco-Estrada. Actualmente forma parte del Deloitte Mozart Trio.


Corta distancia:

  • Tengo tres pintores favoritos. El principal es Francisco de Goya como gran maestro. En mi momento actual es Monet el que más me acompaña. Me da paz mirar sus cuadros por esa atmósfera ligera y expresiva que transmiten. También me gusta Basquiat con su visión realista de las cosas dentro de lo que es el abstracto.
  • A lo que todo músico o artista aspira es a encontrar la propia voz, algo característico que lo haga único. Ser capaz de expresar y que la gente pueda conectar con lo que pretende transmitir. Es una búsqueda constante. Perfeccionar la técnica y, sobre todo, buscar como persona más allá en los temas universales, tratando de adquirir una perspectiva y conocimiento más profundo de la realidad que nos rodea, del arte, de la naturaleza, del alma humana, de la música, que se trata de un lenguaje basado en lo humano. Cuanto más conozcas y más seas capaz de conectar estímulos externos con la propia música, más podrás llegar a la gente.
  • Mi ideal es estudiar unas cuatro o cinco horas al día, pero en realidad hago lo que puedo con el tiempo del que dispongo… siempre es diferente.
  • El mundo de hoy es muy rápido y todo muy inmediato. La música clásica no nació precisamente en un periodo en el que la inmediatez fuese una prioridad ni la norma. El estándar musical de consumo actual es de unos 3 minutos, con lo cual hablar de una sinfonía de 30 o 40 minutos puede parecer un poco fuera de tiesto. La gente no está acostumbrada… no es falta de capacidad sino falta de entrenamiento y de preparación para ello. Me da la sensación de que éste es el principal problema con el que se enfrenta la música clásica hoy en día tratando de sobrevivir en un mercado en el que reinan los pequeños clips, fragmentos brevísimos que nada tienen que ver con la esencia de cuando esta música se creó. Si se sigue interpretando el repertorio tradicional hay que mantener la cocción a fuego lento en oposición a la rapidez. Los ensayos, el crear una versión genuina y la propia longitud de las obras no van muy acorde con todo esto. Tal vez las piezas que se van creando actualmente son más cortas y se ajustan mejor a lo que el mercado pide. Adaptar la música actual es complicado si el coste es quitar la profundidad que tiene y con la que se compuso originalmente. Esto sucede a menudo y, en mi opinión, no es el camino. La concentración, la profundidad y esa sensación de casi pasar a otra realidad es necesario que permanezcan. Me gustan artistas que tocan el repertorio clásico combinado con otro tipo de repertorio más actual. La música clásica por un lado se ve forzada a evolucionar y por otro, el pequeño nicho de la gente que entiende realmente su esencia y la ama tal y como es, debe mantenerse. Hay que encontrar un camino que conviva con ambas opciones.
  • Con NMC me encantaría tocar las Variaciones Rococó, el Doble de Brahms con Jacobo y el Triple. En mi opinión donde está realmente lo que podemos aportar es dar algo nuevo a la escena musical: obras compuestas para NMC y que tocamos nosotros mismos. A la antigua usanza, como Haydn hacía con sus músicos, los conocía y componía para ellos en su pequeña orquesta, como Jacobo va a hacer con sus composiciones.